En las últimas semanas me he reunido con los trabajadores de la Central Térmica de Carboneras preocupados por su futuro laboral ante una posible clausura de la planta. Una situación inquietante para las familias que dependen directa o indirectamente de esta industria y que me ha llevado a profundizar en la realidad de las infraestructuras energéticas de nuestra provincia, con la intención de trabajar en soluciones de futuro.
Pues bien, según el Informe Anual de la Agencia Andaluza de la Energía, dicha central térmica de carbón aporta la mayor parte de la energía generada en Almería, siendo responsable de que la provincia sea excedentaria en la generación de electricidad que exporta a otras zonas del interior de Andalucía y del levante español.
Pero el aumento del precio del CO2, la mayor competitividad de las renovables y la caída del coste del gas, hacen que la generación de electricidad con carbón esté en mínimos históricos en España y en Europa, lo que implicará pérdidas millonarias, como así indica el informe elaborado por el grupo de expertos de Carbon Tracker.
En definitiva, las causas económicas y medioambientales nos empujan hacia una inevitable y necesaria adaptación de la economía y la transformación hacia un modelo energético basado en energías renovables y con cero emisiones de carbono. Ahora bien, las Administraciones debemos implicarnos a todos los niveles para conseguir una transición justa y realista hacia la reconversión, donde los trabajadores no sean los encargados de “pagar la fiesta”.
Nuestra provincia no puede permanecer ajena y una de las claves es la generación eléctrica con renovables. Al igual que yo, ustedes pueden pensar que estamos en una posición ventajosa dados nuestros condicionantes climáticos, con más de 3.160 horas de sol al año y una temperatura media de 19,70 (según la AEMET). Además de contar con la Plataforma Solar de Tabernas, uno de los centros de investigación más importantes a nivel mundial en tecnología termosolar.
Pues lamento decirles que estamos equivocados y esa posición ventajosa no viene traducida en números. Concretamente Andalucía genera una potencia renovable de 6.107,36 MW, de los cuales, Almería solo contribuye con el 9,99%, es decir, 610,36 MW. Estamos a la cola andaluza en generación eléctrica con renovables, junto a Jaén con el 5,85% y Huelva con el 9,30%, según la AAE.
No producimos ni un solo MW con tecnología termosolar a pesar de ser líderes en investigación, un pastel que se reparten entre Sevilla y Córdoba. Pero tampoco destacamos en fotovoltaica ya que nuestra potencia conectada a la red no llega a los 90 MW, por detrás de Sevilla, Córdoba, Granada o Jaén. Conseguimos subir posiciones en eólica con 19 parques y una potencia total de 511,30 MW, pero nada destacable.
Ante este panorama, es el momento de aunar voluntades y defender urgentemente infraestructuras energéticas que fomenten el desarrollo económico de nuestra provincia. Almería tiene todos los condicionantes para ser un referente en renovables creando un tejido empresarial que genere empleo en aquellas zonas que más lo necesitan como en pueblos afectados por la despoblación.
No podemos permitir que los responsables del Ministerio para la Transición Ecológica pierdan el sueño por el reparto de sillones y no preocupados por este asunto. Y que llegado el momento de “agradecer apoyos”, Almería y Andalucía no se queden al margen y en desventaja con otras comunidades “más privilegiadas”.