Si un acto de fe puede definirse como creer o aceptar algo intangible o improbable, el culebrón de la llegada de la alta velocidad a Almería encaja perfectamente en dicha definición, por mucho que nos diga lo contrario el máximo responsable del Gobierno de Pedro Sánchez en nuestra provincia. Es más: dada la nula credibilidad de dicho Gobierno, que nos tiene acostumbrados a decir una cosa y hacer la contraria cinco minutos después, es para echarse a temblar y temerse lo peor cuando nos juran y perjuran que los almerienses tendremos AVE en 2026.
En resumen, el Gobierno de PSOE y Podemos está tratando de vendernos que no se va a producir ningún nuevo retraso pese a haber otorgado hasta tres años más a las empresas adjudicatarias de las obras de determinados tramos. Esto y ofrecer un pulpo como animal de compañía viene a ser prácticamente lo mismo. Aunque, no les quepa duda, habrá quien esté dispuesto a comprarlo.
Argumenta el nuevo subdelegado del Gobierno que hay maquinaria trabajando en todos los tramos; como si en Almería no hubiésemos visto empresas salir corriendo y llevarse la maquinaria de un día para otro en obras públicas de gran calado, tal y como ha ocurrido con la prolongación del paseo marítimo (cuyo plazo de ejecución era inferior a un año, y que al final se ha demorado casi cuatro años) o con el soterramiento de El Puche (plaza de ejecución de diez meses, que acabó demorándose más de dos años). En ambos casos, las adjudicaciones se produjeron con bajas temerarias. Y en el caso de los nuevos modificados en las obras del AVE, tal y como advierten desde la Mesa del Ferrocarril, las bajas temerarias, como el dinosaurio de Monterroso, todavía están ahí.
Ciertamente, el atraso crónico que padece nuestra provincia en infraestructuras ferroviarias no sería posible sin la participación de gobiernos tanto de PSOE como del PP. Desde Rodrigo Rato prometiendo que el Euromed llegaría a Almería en el año 2005, hasta el Gobierno de Rajoy, que no sólo no construyó un solo metro de alta velocidad en suelo almeriense, sino que llegó a tapiar túneles construidos previamente, la experiencia no invita al optimismo. Eso en lo que respecta a la alta velocidad; si hablamos de la línea convencional, tendríamos para escribir toda una saga literaria de terror.
Ciñéndonos a los últimos modificados que se han producido en las obras del AVE, sobre el tramo Níjar-Río Andarax supone un incremento presupuestario de 18 millones de euros (actuaciones en materia de drenajes) y, en consecuencia, un nuevo retraso de no pocos meses prácticamente asegurado. En el tramo Los Arejos-Níjar, el retraso puede superar el año por traslado de flora protegida y nuevos sistemas constructivos, mientras que en el tramo que supondrá la entrada del AVE en suelo almeriense, Pulpí-Vera, estamos cerca de comprobar que las obras no se van a terminar, tal y como está previsto, en octubre de 2024. (Continuará…)