El adiós a la Alcaldía de Almería por parte de Ramón Fernández-Pacheco para asumir nuevas responsabilidades políticas como consejero de la Junta de Andalucía no debería suponer, a priori, ningún problema. Es totalmente lícito que alguien con aspiraciones políticas quiera ascender y ocupar un cargo que, en teoría, es superior al de alcalde de una capital de provincia. Y digo que es superior sólo en teoría porque, para mí, no hay nada más importante en política que el municipalismo, ser un concejal que pisa la calle cada día para escuchar a sus vecinos, mirarles a la cara, y tratar de solucionar sus problemas y mejorar sus vidas desde la Administración pública más cercana a la ciudadanía, que es su Ayuntamiento.
Sin embargo, en el caso de Ramón, hay un problema de base: se despide del Consistorio siete meses después de afirmar, con vehemencia, la siguiente frase que repito literalmente: “A mí me ilusiona muchísimo cada día mi trabajo, levantarme para seguir mejorando la ciudad en la que viven mis hijos (…) y mis aspiraciones políticas están totalmente colmadas”. Siete meses hace de dichas declaraciones. El tiempo, ya se sabe, da y quita razones.
Visto lo visto, parece evidente que esas aspiraciones no estaban tan colmadas como primer edil de Almería. Huelga recordar que Fernández-Pacheco se convirtió en alcalde tras su designación a dedo por Gabriel Amat, y que posteriormente repetiría en el cargo tras ganar las elecciones municipales de 2019 con la palabra “Confianza” como eslogan de campaña. ¡Ay, la confianza, querido Ramón! ¿Soltaste el cuento de la lechera cuando dijiste el pasado mes de enero que nadie te había ofrecido nada desde Sevilla, y que, aunque así fuera, tu máxima aspiración era ser alcalde de Almería? ¿Mentiste a los almerienses entonces, o les mientes ahora, cuando justificas tu adiós al Ayuntamiento de Almería diciendo que la política, y vuelvo a citar literalmente, “no es hacer lo que uno desea, sino desear lo que uno debe hacer”? ¿Deseas o no deseas, Ramón, ser consejero de Juanma Moreno antes que alcalde de todos los almerienses? Insisto en que nada malo habría en ello, siempre y cuando no dijera digo donde dijo Diego, tomando el pelo a los de siempre: a los almerienses.
Abandona Ramón la ciudad de Almería dejando una lista de incumplimientos y engaños más larga que la cochera un tren. Como es sabido, desde Ciudadanos hemos apoyado los presupuestos municipales de 2016, 2017, 2018, 2020 y 2021; unos apoyos que ofrecimos en su momento a cambio de actuaciones de mejora para la ciudad, muchas de las cuales, pese a haberse consignado con partidas específicas, ni están ni se las esperan. Y de ahí nuestro rechazo a las cuentas de 2022; se agotó la paciencia ante tanta mentira. Claro que a Ramón eso le daba igual: ya tenía asegurado el voto del concejal no adscrito y apoderado del PP en sus ratos libres.
De esa larga lista de incumplimientos de Fernández-Pacheco con los almerienses, podría escribirse una tesis doctoral, pero para no abrumar al lector, escribo sólo unos cuantos ejemplos: desde 2016, no se ha cumplido con el Consejo de Patrimonio, ni con el servicio de alquiler de bicicletas, ni con la oficina del Defensor del Ciudadano… Desde 2017 se incumplen reiteradamente las partidas presupuestarias para restaurar la cueva de la Campsa, así como las obras de mejora pendientes en barrios como La Juaida, Cortijo Córdoba o Loma Cabrera. Desde 2018 no ejecuta el dinero comprometido para la recuperación del parque Nicolás Salmerón (incluyendo kiosko de la música y mariposario), no cumple con la mejora de los accesos a las canteras califales, no efectúa las obras comprometidas en el barrio de Bellavista, Los Molinos… Y así, un largo etcétera de promesas realizadas a los almerienses convertidas en incumplimientos perennes. Hay un dato demoledor; del pacto presupuestario firmado entre PP y Ciudadanos para el ejercicio de 2021, Ramón y su equipo de concejales sólo cumplieron con un miserable 35%, dejando patente su falta de palabra y de gestión, así como que aquel eslogan de la “Confianza” era sólo eso: un eslogan, y nada más.
Esperamos, por el bien de nuestra ciudad, que su sucesora, María Vázquez, tenga más palabra y capacidad de gestión que Ramón. Desde luego, el listón dejado por el ya consejero de Medio Ambiente no está muy alto; a poco que haga la nueva alcaldesa, superará con creces el legado de su antecesor. Inteligencia y saber estar no le faltan.