En los últimos días, hemos sido testigos de dos actuaciones de esas de las uno se enorgullece de ser un servidor público útil para los almerienses. Me refiero, por un lado, a la ampliación del bando municipal para prorrogar las terrazas sobre tarima que una treintena de hosteleros tienen actualmente en nuestra ciudad por la situación de pandemia, y por otro lado, al rastrillo de antigüedades que se ha celebrado el pasado fin de semana en el Parque Nicolás Salmerón. Sendas actuaciones, qué duda cabe, se han convertido en realidad porque el Ayuntamiento de Almería las ha puesto en marcha; esto es tan innegable como que, sin el impulso de Ciudadanos, ninguna de las dos sería una realidad. Y me explico.

En cuanto al bando municipal de las terrazas, quiero recordar la reunión que mantuvimos con varios hosteleros que nos trasladaban su inquietud por la posición inicial del equipo de Gobierno del PP. Y es que a estos hosteleros les habían dicho que no se iba a prorrogar el bando, de modo que, desde finales del pasado mes de enero, deberían quitar las terrazas (para volver a montarlas en mayo) con un coste de unos dos mil euros para cada uno de ellos. Eso, sin dejar de lado el centenar de despidos que se producirían por la drástica disminución de una clientela que, por la situación de la covid19, se piensa dos veces acceder al interior de un bar sin terraza. Pues bien; todo cambió cuando, desde Ciudadanos, hicimos público que nos habíamos reunido con los hosteleros, y que exigíamos prorrogar el bando para no causar tamaño perjuicio al sector. Bien está lo que bien acaba, y el equipo de Gobierno, finalmente, entró en razón, cosa que aplaudimos, porque al fin y al cabo, hablamos de trabajadores autónomos que bastante mal lo están pasando ya, y a los que el Gobierno de España encima pretende subir las cuotas, como para ponerles más palos en las ruedas desde el Ayuntamiento. Por lo tanto, objetivo conseguido: nuestra presión como partido de la oposición ha servido para que la hostelería almeriense no se vea damnificada. Algunos concejales y palmeros podrán enfadarse, patalear, y acusarme de que si Cazorla tal o Cazorla cual; allá ellos. Yo seguiré trabajando por todo aquello que redunde en beneficio de Almería, le escueza a quien le escueza.

En cuanto al caso del rastrillo de antigüedades celebrado el pasado fin de semana en el parque Nicolás Salmerón, es de sobra conocido —al que le quepa alguna duda, que tire de hemeroteca— que se trata de una de las iniciativas que Ciudadanos incluyó en los acuerdos presupuestarios Cs-PP de 2020 y de 2021. En concreto, proponíamos la implantación de un rastrillo de antigüedades en el casco histórico dos domingos de cada mes. Entendemos las dificultades que han existido para ponerlo en marcha por las restricciones sanitarias, pero, una vez más, aplaudimos que el equipo de Gobierno, por fin, dé cumplimiento a esta medida que creemos fundamental para darle vida a un casco histórico en evidente decadencia. Como ven, no me duelen prendas aplaudir al PP cuando lo hace bien y cumple sus acuerdos, del mismo modo que no me corto un pelo en recordar que más de la mitad de las actuaciones incluidas en el acuerdo presupuestario de 2021 siguen paralizadas por la dejadez y la falta de gestión del equipo de Gobierno.

Hablamos de actuaciones demandadas por Ciudadanos, prometidas a los almerienses por el PP y comprometidas por escrito en más de un pacto presupuestario, pese a lo cual, ni están ni se las esperan porque, ya saben, este alcalde pretende transmitir ‘confianza’ en campaña electoral —recuerden aquel eslogan— pero los cuatro años siguientes demuestra tener muy poca palabra. Pues bien, entre esas actuaciones plasmadas en los pactos presupuestarios de los últimos años a propuesta de Cs, se incluyen el proyecto de integración y recuperación del Parque Nicolás Salmerón (incluyendo Mariposario y Quiosco de la Música), la rampa pública de varada de barcos, la restauración y adecuación de la cueva de la Campsa, la puesta en valor y mejora de accesos de las canteras califales, el plan de embellecimiento del casco histórico, las mociones para llevar obras de mejora a barrios como Los Molinos, Bellavista, la Juaida, Cortijo Córdoba o Loma Cabrera, la creación del Defensor del Ciudadano, la ejecución de un plan de ocio juvenil, solucionar los malos olores junto al Cable Inglés por culpa de las aguas fecales que se vierten en la desembocadura de la Rambla, o la elaboración de una ordenanza de convivencia ciudadana, entre otras tantas. Como ven, ninguna de estas iniciativas son actuaciones faraónicas, ni requieren inversiones millonarias, ni son caprichos políticos, sino mejoras evidentes para nuestra ciudad. Lástima que haya concejales en el equipo de Gobierno que no sólo tienen menos palabra que el chapahuevos, sino que además son incapaces de gestionar para que esas actuaciones, todas ellas consensuadas con los vecinos de cada barrio donde se localizan, sean una realidad alguno de estos días. Hasta entonces, nosotros seguiremos denunciando cada uno de esos incumplimientos y demandando al gobierno de esta ciudad que no tome el pelo a los almerienses, quienes nos pagan el sueldo para que gestionemos el interés común de nuestra ciudad.