Es evidente que estamos viviendo momentos históricos en la vida política de nuestro País, en dónde las negociaciones « escenificadas » por algunos, y los acuerdos sobre los grandes problemas que nos afectan como País, son equiparables a los de la Transición, sin ánimo de ser grandilocuente.
Se hace necesario, como bien han reflejado las urnas éste pasado 20D, situarse en el “centro” de ésta encrucijada de optar por arrancar una Legislatura con un Gobierno de coalición/consenso o de ser culpables y/o conniventes de convocar nuevas elecciones, con el gasto que ello conlleva, sin un destino predecible ( el mapa político actual cambiaría levemente según los “trackings”); no hallamos inexorablemente ante un paradigma, el cual debemos de posicionarnos de manera valiente y no con la calculadora electoral, alejado de idealismos y de ideologías eso sí, olvidándonos de las etiquetas de “derechas” y de “izquierdas”, que claramente han resultado durante los años venideros desde la “Primera Transición”, a situaciones inviables y causantes en mayor o menor medida de la actual situación social y económica.
Este País, España, necesita un nuevo Tiempo Político, de evolución o de Revolución “civilizada”, como complemento irremediable a esa Transición que emanó de la Constitución del 78; necesitamos otro impulso generacional y de mentalidad que consolide esas reformas tan necesarias en materia de progreso y cohesión social sin dejar de lado el “consenso” también necesario en la visión de Estado, que dentro de la diversidad, o “multinacionalidad”, más allá del sentimiento de cada español; garantice la igualdad y la solidaridad entre los españoles y sus territorios.
Ha llegado la hora de una nueva Idea de España, “ha llegado nuestro tiempo”; como decía Víctor Hugo: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”; ha llegado el tiempo de priorizar esos grandes problemas comunes a todos nuestros compatriotas, delimitados hoy, por sensibilidades, identidades, la “Historia”, la “Histeria” y por la Constitución del 78; todos los partidos llamados “Constitucionalistas” deben acordar, pactar, consensuar más allá de sillones o intereses de partido, éstas reformas necesarias para consolidar el desarrollo económico y el progreso social hacia una verdadera igualdad dentro de esa pluralidad ideológica, cultural y de idea de “Estado”; debemos ser más “Patriotas” y sin complejos como lo son en otros países de nuestro entorno y ámbito cercano.
Demasiados problemas tiene España y es preceptivo una reforma “exprés” de la Constitución, como para centrase tan sólo en la autodeterminación de territorios; prioritariamente debemos centrarnos en las muchas deficiencias en el sistema educativo actual; es por ello que proponemos un Gran Pacto por la Educación (hay que consensuar modelos y escuchar a los expertos en la materia, superando escollos artificiales como el bilingüismo o el trilingüismo en algunos territorios), mayor gasto y de manera eficiente en Investigación, la deficiente y casi siempre ineficaz funcionamiento de la Administración de Justicia, consolidar/blindar la Sanidad Universal y gratuita de manera sostenible, reformar y eliminar las duplicidades y gastos superfluos de las administraciones públicas etcétera; todo ello pasan por “actualizar” no solo los cimientos y la “fachada” de nuestra Carta Magna; también “apuntalar” y sustituir elementos estructurales, aspectos concretos de la misma.
Nosotros, los servidores públicos, debemos de olvidarnos de intereses personales y partidistas y ponernos al servicio de España; estamos legitimados para participar en la gobernabilidad de éste País; proporcionalmente (sujetos al más desproporcional de los proporcionales sistema “D’hont”) al número de escaños obtenidos, que no de votos; sin excluir como interlocutores válidos y legitimados, sin trazar líneas rojas, pensando en lo que nos une, y no en los que nos separa; debemos ponernos manos a la obra mirando al bien común, acometer y reflejar en éstos acuerdos de Estado, un Acuerdo “con Mayúsculas”, más allá de la duración de ésta Legislatura Histórica, como una verdadera “Nueva Transición”, generadora de Ilusión, progreso y estabilidad para las próximas generaciones.
Debemos los Políticos estar a la altura de lo que nos han pedido los ciudadanos, y éste País es lo que exige; diálogo, acuerdos y entendimiento más allá de ideologías.
Diego Clemente Giménez
Diputado Nacional en Cortes por Ciudadanos C’s Partido de la Ciudadanía por Almería